La preocupación sigue creciendo en torno al uso de cultivos alimentarios
para la producción de combustible, que puede llevar a un aumento de
precios de los alimentos o a su escasez.
El uso de los tallos no comestibles de maíz y otros materiales
vegetales sería preferible, pero requieren un procesamiento especial,
mediante calor y alta presión, o bien con ácidos, para romper sus duras
fibras de celulosa. Ambos métodos son costosos y tienen efectos
negativos en el medio ambiente.
Sin embargo, los pandas gigantes Ya Ya y Le Le del zoo de Memphis
pueden ofrecer una solución mejor. "Hemos descubierto microbios en las
heces de panda que podrían ser una solución", explica Ashli Brown,
bioquímica de la Universidad del Estado de Mississippi, que encabeza la
investigación.
Los investigadores buscan bacterias que puedan romper las fibras de
lignocelulosa de los residuos de la planta. Los pandas digieren
fácilmente una dieta de bambú y también tienen un tracto digestivo corto
que requiere bacterias con enzimas inusualmente potentes.
"El tiempo que pasa entre la comida y la defecación es relativamente
corto, por lo que sus microbios tienen que ser muy eficientes", señala
Brown. "Y la eficiencia es clave cuando se trata de la producción de
biocombustibles".
El equipo de Brown ha encontrado más de 40 microbios que viven en
los intestinos de los pandas gigantes. Además de identificar las
bacterias que descomponen la lignocelulosa en azúcares simples, los
investigadores también encontraron bacterias que pueden transformar los
azúcares en aceites y grasas, que podrían ser utilizadas para la
producción de biodiésel.
Hay menos de 2.500 pandas gigantes en su hábitat natural y 200 están
en cautiverio. En el futuro los investigadores analizarán las bacterias
de los pandas rojos del zoo, que también comen bambú.
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